Sharenting: ¿Estamos Protegiendo la Privacidad de Nuestros Hijos en la Era Digital?

 

Publicar fotos y videos de los hijos en redes sociales se ha vuelto algo habitual para muchos padres. Desde sus primeras palabras hasta sus logros escolares, compartir estos momentos es una forma de celebrar su crecimiento y mantener informados a familiares y amigos. Pero esta práctica, conocida como sharenting (una combinación de "share" –compartir– y "parenting" –crianza–), también abre un debate sobre la privacidad infantil y los riesgos de exponer su vida en el mundo digital.

 

¿Cómo afecta el sharenting a la privacidad de los niños?

 

Los niños de hoy son la primera generación que crece con una presencia digital desde su nacimiento. A diferencia de generaciones anteriores, cuya infancia quedó registrada en álbumes fotográficos privados, la vida de muchos niños de la actualidad es documentada públicamente en redes sociales sin su consentimiento. Cada imagen, anécdota o video publicado contribuye a construir una huella digital que los acompañará en el futuro, influenciando su identidad e incluso su reputación.

 

Expertos como Stacey Steinberg y organizaciones como UNICEF han advertido que el sharenting no solo implica compartir recuerdos, sino que también puede generar consecuencias inesperadas. Los datos personales de los niños pueden ser utilizados por terceros de maneras que los padres no anticipan, desde la recopilación por parte de empresas con fines comerciales hasta el riesgo de ser utilizados en contextos inadecuados, como el robo de identidad o la explotación infantil en línea.

 

Además, la facilidad con la que las imágenes pueden ser descargadas, editadas y redistribuidas hace que cualquier publicación en redes sociales escape rápidamente del control de quienes la comparten. Un contenido que hoy parece inofensivo puede convertirse en una fuente de vergüenza o preocupación para un niño en el futuro.

 

El consentimiento infantil y el derecho a decidir

 

Uno de los principales dilemas éticos del sharenting es el hecho de que los niños no tienen voz ni voto sobre la información que se comparte de ellos en línea. En muchos casos, las publicaciones se realizan con la mejor intención, pero sin considerar que, cuando crezcan, estos niños pueden no estar de acuerdo con haber tenido una presencia digital sin su consentimiento.

 

Este debate nos lleva a una reflexión crucial: así como enseñamos a los niños a respetar la privacidad de los demás, ¿no deberíamos también respetar la suya desde temprana edad? Incluir a los niños en la conversación sobre su presencia digital y permitirles expresar su opinión sobre lo que se publica de ellos es una forma de empoderarlos y ayudarlos a comprender sus derechos digitales.

 

El impacto psicológico del sharenting en la infancia

 

La exposición constante en redes sociales también puede influir en la forma en que los niños perciben sus experiencias. Crecer con la expectativa de que cada momento importante será documentado y compartido puede generar una necesidad de validación externa desde edades tempranas.

 

Algunos psicólogos advierten que esta sobreexposición puede hacer que los niños comiencen a evaluar sus propias vivencias en función de cómo serán recibidas en redes sociales, en lugar de simplemente disfrutar del momento. Además, pueden sentir presión por cumplir con las expectativas que los adultos crean en torno a su imagen en línea.

 

¿Cómo podemos compartir de manera más consciente?

 

El sharenting no tiene por qué desaparecer por completo, pero sí es necesario que los adultos adopten una postura más consciente y responsable al compartir información sobre sus hijos en internet. Algunas estrategias para proteger la privacidad infantil incluyen:

 

  • Preguntarse antes de publicar: ¿Esta imagen o historia podría avergonzar o incomodar a mi hijo en el futuro?
  • Configurar la privacidad de las publicaciones: Evitar compartir fotos y videos en perfiles públicos y restringir la audiencia a personas de confianza.
  • Evitar datos personales identificables: No compartir información como nombres completos, ubicaciones exactas, nombres de escuelas o rutinas diarias.
  • Enseñar a los niños sobre su derecho a la privacidad: A medida que crecen, incluirlos en la decisión sobre qué se publica de ellos y explicarles los riesgos del mundo digital.
  • Fomentar una cultura de respeto a la privacidad infantil: Hablar con familiares y amigos sobre la importancia de no publicar imágenes de los niños sin el consentimiento de los padres o del propio niño si tiene la edad suficiente para decidir.

 

La necesidad de un marco de protección digital infantil

 

Si bien la responsabilidad recae principalmente en los adultos que comparten contenido en redes sociales, también es fundamental que existan políticas públicas y regulaciones que protejan los derechos digitales de los menores. Esto incluye medidas que garanticen que las plataformas digitales sean más seguras para los niños, restricciones en el uso de datos infantiles con fines comerciales y mecanismos de control parental más efectivos.

 

Las empresas tecnológicas también tienen un rol clave en este proceso. Es necesario que desarrollen herramientas que permitan a los padres gestionar mejor la privacidad de sus hijos en línea y que implementen medidas estrictas para prevenir la explotación de datos de menores.

 

Un futuro digital más seguro para los niños

 

El sharenting nos enfrenta a una gran responsabilidad: la de proteger la privacidad y el bienestar de nuestros hijos en un mundo cada vez más digitalizado. Compartir momentos familiares en línea puede ser una forma de conectar con seres queridos, pero debemos asegurarnos de que esta práctica no comprometa la seguridad ni el derecho a la intimidad de los niños.

 

Es hora de replantearnos cómo usamos las redes sociales en la crianza y de construir una cultura digital más consciente, donde el respeto por la privacidad infantil sea una prioridad. Porque, al final, nuestros hijos merecen decidir por sí mismos qué parte de su historia quieren contar al mundo.